COTICH

Colegio de Traductores e Intérpretes de Chile

Cómo llegué al Colegio

A fines de los ochenta, dos socias y yo instalamos una oficina de traducciones.   Empezamos en nuestras casas, pero en 1990  llegamos a la oficina de Beatriz Délano que justo arrendaba un espacio en su oficina ubicada en el edificio de la galería del Tavelli en Providencia.  
Así fue como conocí a Beatriz Délano. Inmediatamente me impactó y maravilló  su gran capacidad de trabajo y productividad, creo que nunca he conocido a otra persona como ella.  Su energía no conocía límites. Además, era muy generosa y cariñosa. En esos años Beatriz  hablaba de formar un colegio de traductores, era su sueño (parecía imposible en aquel tiempo, una tarea de titanes), pero  lo logró en aquella época en que compartimos oficina.  Fue su empuje, dedicación y capacidad de trabajo que lo consiguió. Le debo (y le debemos) a Beatriz ser parte de este Colegio, de su existencia.  Claro que otras personas   trabajaron sin cansancio para este gran logro en conjunto con Beatriz, pido disculpas por no nombrarlas, (tengo pésima memoria para nombres)..  pero mi experiencia fue en torno al esfuerzo, dedicación y gran energía de mi querida amiga Beatriz. Gran valor como traductora, madre de incansable dedicación y excelente persona. 
Después, a lo largo de los años, siempre mantuve una relación al menos telefónica con Beatriz… era un agrado escuchar su voz siempre atenta y alegre.  También la llamé muchas veces para preguntarle términos que no podía resolver, pero que ella, por cierto, siempre sabía.

Lila Castillo

Socia COTICH n.º 8

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